LA dimensión estética
Estética
Son muchas las formas como podría darse cauce adecuado a las manifestaciones de lo que Mircea Eliade en su “Historia de las religiones” ha dado en llamar Hierofanías (ritos, cultos, símbolos, formas “representativas” de la relación entre los dioses y los hombres), pero, de entre las posibles, creemos que merecen resaltarse aquellas que exigen un trabajo, un esfuerzo por encima de lo meramente físico, algo hecho por las propias manos y con el sudor de quienes lo ofrecen, pero hecho “con belleza”; y no hay mejor forma de explicar lo que queremos significar que poniendo como ejemplo las alfombras del Corpus de Elche de la Sierra.
Viruta y serrín
Realizar tapices de serrín y viruta con diseños que puedan agradar a la vista, con colores armónicamente repartidos entre formas simétricas, con referencias figurativas e imágenes de la iconografia religiosa, o a veces, recreando conocidas escenas de la pintura universal, es algo más que sumar horas de sueño, sacos de viruta y serrín tintados, cuadrículas de tiza sobre el suelo, moldes y el esfuerzo, no escatimado, de cuantos componen el grupo de trabajo. A lo enumerado hay que añadirle el “factor humano”, es decir, a la técnica hay que sumarle el amor, la voluntad y el “lenguaje de las cosas”, he aquí la dimensión estética.
Pues la estética, siguiendo la opinión del Idealismo alemán del XVIII, tiene por objeto el vasto imperio de lo bello, pero no de lo simplemente bello, no de lo bello que nos ofrece de forma inmediata y directa la Naturaleza, sino de la belleza hecha por la mano del hombre que es superior a aquella otra en tanto que manifiesta la libertad en la imaginación de la mente creadora.