Dentro de los talleres alfombristas que se organizaron por la Escuela de la Extensión agraria, José Enrique García, al que conocían como “Galafada”, e Inocencio García, optimizan la técnica del cedazo, al probar en la carpintería del padre del primero a hacer cedazos pequeños y probar a echar el serrín con ellos. Aparecen, por tanto, en el año 1974 los primeros garbillos. En los mismos talleres, innovaron al pegar pequeños tacos de madera a los moldes, para que así se levantaran mejor, y durante todo el año hicieron varias pruebas, con serrín “engarbillado” de base y el detalle también en serrín por encima de la base, ya que con estos nuevos moldes esto era ya posible.