Hoy hace un mes que clausuramos el VII Congreso Internacional de Arte Efímero de Elche de la Sierra, un mes ya, y parece que hace un siglo, de la clausura y de todas las vivencias que tuvimos en este evento extraordinario que sin duda siempre recordaremos. Fueron cuatro días  en los que sobre todo disfrutamos de unos días intensos, inmensos, de convivencia entre alfombristas de todas las partes del mundo.

Una experiencia extraordinaria que sobre todo disfrutamos, disfrutaron, todos los alfombristas que nunca habían tenido la oportunidad de participar en un evento parecido. ¿Pero esto es lo que hacéis cuando fuisteis a Noto? ¿y a Barcelona? ¿y A Roma? pues sí, esto hacemos. Hacemos familia alfombrista, hacemos charlas, mesas redondas, ponencias, debates  entre gentes tan distintas y tan iguales cuando hablamos sobre lo que nos gusta a todos,  y sobre lo que nos motiva;  NUESTRAS ALFOMBRAS,  y tuvimos el lujo único de disfrutarlo en nuestro pueblo.

Y si, sobre todo el Congreso, nuestros Congresos, son las Alfombras, y !qué alfombras pudimos ver en Elche de la Sierra!, alfombras como siempre pero también como nunca, unas alfombras de una calidad artística incomensurable, en las que todas sobresalían por encima de las demás y cada una era más bonita que la anterior, porque disfrutamos de unas alfombras de flores, de sal, de café, de tierra…. cuantos kilos de tierra… y de arena fina, y de serrín, y de virutas, y de lentejas, alfombras de gala, de garbanzos hasta con corazón mágico de zuros, y de una alfombra tan especial como la nuestra, la de Elche, la del pueblo, una alfombra «quijotesca», la alfombra imposible que se hizo posible gracias a la fuerza y a la unión de todos los alfombristas unidos en lo positivo que consiguieron, conseguimos,  que la emoción de verla terminar fuera algo irrepetible cuyo recuerdo sin duda todos guardaremos y atesoraremos, y seguramente contaremos: «Pues mira si,  yo participé en esa alfombra», y lo diremos orgullosos.

Y disfrutamos de todos y con todos,  ya que para nosotros fue un honor poder acoger a tanta gente y a tantas nacionalidades distintas en Elche, paseando por Elche de la Sierra con sus túnicas, con sus idiomas distintos  y con sus trajes típicos,  porque si emocionante fue la noche, ¡qué me decís del desfile de clausura!, qué emoción, son tantos sentimientos que nunca los podremos olvidar, tanto trabajo mereció la pena sólo por salir de la Iglesia y veros, vernos,  a todos aplaudiendo. Todo el pueblo emocionado y orgulloso de nuestro pueblo y de nuestros alfombristas, y de lo que como siempre decimos y esta vez más que nunca todos los alfombristas han, hemos, sido capaces de realizar.

Y de todo nos acordamos un mes después de su clausura, y si,  parece que hace un año y parece que fue ayer. Nos vemos en Tokyo, pero mientras tanto, siempre nos quedará el recuerdo de lo que parece que no pasó, pero pasó,  vaya si pasó. GRACIAS A TODOS LOS QUE LO HICISTEIS POSIBLE.

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